martes, diciembre 02, 2008

Después del después, antes del antes: The afterlife of buildings

Siempre me ha parecido muy cómico el típico recurso, muy común en los folletos turísticos y en las gerencias de urbanismo, que te muestran fotografías de una determinada zona urbana "antes" y "después" de la remodelación del arquitecto, como si de una cirugía estética se tratara. Pues bien, la exposición The After Life of Building en el Pabellón de Polonia en la Bienal de Venecia — ganadora del león de oro a la mejor participación nacional— juega con este recurso, pero le da una divertida vuelta de tuerca.

Ese "después" y límpido arquitectónico se convierte aquí en un "antes", expuesto a través de las solemnes fotografías tomadas por Nicolas Grospierre de seis prestigiosos edificios recientemente levantados en Polonia. Para ellos, Kobas Laksa idea un posible "después", futuro ficticio que desvela dichos renombrados edificios como meras envolventes escenográficas. Los seis collages de este artista plantean que estas obras no son más que contenedores. Que podrían muy bien ser reescritas y recolonizadas, pues han sido concebidas de forma totalmente independiente de la actividad que en ellos se desarrolla; en esencia, están desconectadas de la vida. Expuestas entre fotografías actuales de Grospierre como en un sandwhich, estas ficciones sugieren no sólo un después de los edificios, sino también un antes, es decir, la posibilidad de concebir de otra forma la arquitectura.


Con su conversión de edificios faraónicos en alocados parques acuáticos, y sus divertidos bladerunners rururbanos, Laksa evidencia de un modo cómico, lo que aún no ha dejado de ser una asignatura pendiente para la arquitectura: la rigidez de los edificios en un mundo cambiante y tendente a la desmaterialización, y más aún, el desfase entre las demandas sociales y una manera ensimismada de concebir la arquitectura que la está reduciendo a envolvente escenográfica y coartada política. No en vano la muestra se enmarca dentro del lema Out There: Architecture Beyond Building, con el que su comisario Aaron Betsky ha querido reclamar esa mirada más allá de la arquitectura a la que sin|studio desde nuestros inicios nos hemos suscrito.


Pero quizás más interesante que el contenido en sí de la exposición sea la instalación/montaje de la misma, Hotel Polonia, en la que esta descompensación contenedor/contenido es evidenciada en la misma realidad. Con la idea de sugerir un uso más sostenible para el pabellón polaco, el volumen cúbico y su fachada art-decó de aires fascistas es transformada en un hotel para la Bienal de Venecia, en la que siempre faltan plazas hoteleras durante el evento. El pabellón se convierte así en un servicio social superpuesto a la exposición: las camas invaden las galerías, ofreciendo hospedaje al que lo requiera, solo bajo la condición de dejar las camas libres durante las horas de exposición. Esta sugerente extensión del "montaje" y la actividad expositiva hacia la realidad no deja de remitir a la Metavilla de Exyzt para el pabellón francés de la Bienal hace unos años, y su crítica hacia los conceptos de arte, evento o exposición asociados a la misma Bienal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesantes esos montajes al más puro estilo cyberpunk. Y que invitan a la reflexión sobre qué pasará en el futuro cuando los edificios que proyectemos queden obsoletos o pierdan su función. Es algo que ya ha pasado en muchos complejos industriales.

La foto que más me ha llamado la atención es el interior del templo convertido en parque acuático, una interpretación no muy alejada de lo que realmente ocurrió con las iglesias de la URSS y sus países de influencia durante la guerra fría.

Un saludo.

paula victoria álvarez dijo...

Hola Pfunes, gracias por tu comentario. Pues yo no sabría decidirme por la más impactante... pero me he quedado intrigada por lo que cuentas. Qué sucedió con las iglesias de la URRSS y sus países de influencia durante la guerra fría?

Un saludo!

Paula Sin

Anónimo dijo...

Hola wys. Durante los años de gobierno comunista las iglesias fueron transformadas en piscinas, mercados, almacenes... Recuerdo haber visto en algún libro el interior de una catedral de Moscú (hay varias entre ortodoxas, católicas y protestantes) reconvertida en piscina olímpica con un trampolín que casi tocaba la clave de la bóveda. También una iglesia en Polonia convertida en centro comercial...

Con la caida del comunismo las iglesias volvieron a ser tales y se re-cristianizaron.

Un blog muy interesante, lo incluyo en mi lista de blogs.

Un saludo

Pfunes