Ya está en la calle Neutra16, dedicado en esta ocasión a la fiesta.
La fiesta tiene una repercusión sobre lo urbano que va más allá del tiempo de celebración. Se podría decir incluso que se inaugura un segundo tiempo, que no es el de la fiesta, ni el de la ciudad, sino un tiempo de la comunidad, llenado y significado por ella. Pero la fiesta no sólo lleva fuera del tiempo, sino también fuera del espacio y la estructura social: la negación, inversión o desquiciamiento de los esquemas urbanos explícitos crean un estado de liminalidad, un grado cero de lo social, que es precisamente lo que permite que surja una comunidad existencial y espontánea. La ciudad se suspende momentáneamente y, en medio de la exaltación, el horizonte se despeja dejando ver en la alteración de lo cotidiano, aunque sea a modo de ilusión momentánea, posibles ciudades alternativas.
Tal vez por ello sea que la arquitectura quiera fijarse en las tecnologías creativas que podemos hallar en las múltiples manifestaciones de la fiesta para entender los entornos que habitamos y encontrar sugerencias para operar sobre ellos desde la arquitectura.
Fotografía de Jorge Yeregui Tejedor para Neutra.
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