martes, mayo 15, 2007

Arte Público

Hace tiempo que quería sugerir la lectura de A*desk, un blog colectivo de un buen grupo de críticos y comisarios de arte catalanes y ha sido Ana García-Pineda quien me ha proporcionado la excusa perfecta para hacerlo con su reflexión Las fallas de Münster.

Porque las paredes blancas ya no nos gustan y lo que nos apetece es ver a artistas que se comporten como psicólogos, educadores, sociólogos, guías turísticos, antropólogos, magos o ginecólogos. Lo que mola es implicar a los ciudadanos y parece que no hay mejor forma que plantarles arte delante de las narices. Pues implicar no significa necesariamente pensar o preguntar, sino obligar a ver. Yo me lo guiso, tú te lo comes. Ante tanta democratización de la cultura me pregunto qué ocurre cuando se nos fuerza a ser espectadores, cuándo “el arte” pasa a ser paisaje.

Este post ha dado lugar a comentarios dentro del blog que han abierto un interesante debate acerca de la proliferación de intervenciones en el espacio público, el peligro de ciertas actitudes paternalistas o del riesgo de incorporación a circuitos turísticos. Utilizando la próxima edición de Münster como excusa García-Pineda nos propone una mirada critica a la evolución del arte público, siempre útil para aquellos que estamos interesados en este tipo de actuaciones aunque no compartamos todo lo planteado.

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